DE PARRANDA EN EL BUS

Este relato es repetido, pero mi amiga Laurita estaría muerta de risa si lo leyera nuevamente..... Si, de aquel viaje a Valencia, que siempre me dió tanta risa....

Todo comienza aquella frí mañana, ni recuerdo de que mes. Pues bien tempranito, me voy a coger el autobus, ilusionada para encontrarme con aquel individuo al que tanto quise.... Pues imaginaba lo que me esperaba a mi llegada al destino y hasta calor me dió en ese autobus (Milagro, porque en ellos siempre está la temperatura bajo cero..... jajajajajaja). Cuando entraba el vehículo al Big Low Center para descargarnos, llega un mensaje a mi celular diciendo: "mi vida, no te vayas mañana que no puedo viajar a Valencia..." Uy! SUSTO ¿qué carajo iba yo a hacer en Valencia un Domingo a las 8:00 de la mañana y SIN CARRO? Respiré profundo, bien profundo; tanto que sentíˇ el aire llegar a mis pies. Pues ni modo, no podía quedarme en el autobus. Al bajar llamé al servicio de atención al cliente de mi compañía de teléfonos.... Tremendo peo que armé por eso de los mensajes retardados y el pobre hombre sin tener la culpa. Me pinté una sonrisa y me dirigí al baño. ¡DESGRACIA! no había agua en el terminal, o sea, todos los que nos estábamos haciendo pipí tuvimos que aguantar..... Se me prendió el bombillo y pensé acercarme hasta MAKRO, que abre los domingos temprano. Alléˇ podría descargar y comer algo.... El restaurant abría después de las 12:00 m, pero menos mal que el baño estaba abierto. Comencé a recorrer los tarantines a ver qué podía comer a esa hora... Me llamó la atención el de sandwiches de pernil...¡Coño! pero el carajo no tenía pernil. Pues nada, el que más limpiecito se veía fué el elegido. Educadamente me acerco y le pregunto al hombre: "Señor...¿qué tiene para desayunar? sólo había empanadas y cuando pregunté de qué eran el hombre contestó con desparpajo: "De guiso hija...." "¿guiso de qué?" le dije yo.... "de hallaca hija".......Coño si me sonó feo, pero ni modo era eso o nada. De mala gana me comí la vaina esa que de guiso no tenía ni la salsa. Mientras tanto intentaba armar una estrategia y lo único que resolví fue regresar al terminal, pero aún era demasiado temprano. Ni media hora habíaa pasado cuando me entró una piquiña espantosa en las piernas.... ¡CARAJO! eso fué la empanada. Traté de entrar a MAKRO para comprar un antialérgico, pero no me dejaron pasar porque tenía la cartera... Aún asíˇ no perdí la compostura en ningúnn momento, además no sabía a quién mentarle la madre. Tomé otro taxi y antes de regresar al terminal resolví lo del escosor.... Eran apenas las 9:00 am. Decidíˇ hacer la cola para tratar de ponerme en lista de espera.... JA! ni siquiera en eso tuve suerte. Me apuntaron en el viaje de las 12:00 m. No me quedó de otra que pasear por el terminal..... ¡Que vaina tan aburrida! Todas las tienditas tienen lo mismo y con unas diferencias de precios que daban pena. Ay! que remedio, a sentarme a ver la tele en el terminal.... En algunos momentos me abstraía de todo lo que me rodeaba, pero era imposible dejar de escuchar a una ancianita quejarse porque no le abrían el baño y los gritos atorrantes de una niña, que son de esas a las que provoca guindarlas por el cuello... ¡Dios! cómo fuí yo a parar en todo este peo. Por fin me llegó la hora de embarcar y mientras seguía respirando bien profundo, me iba inventando una historia para que mi madre nunca se enterara de que sólo fuí a dar una vueltica en autobus.... Ay! y con aquella cara de gafa decirle a todo el mundo "me fué buenísimo....". En fin, lo mejor de todo es que decidí no amargarme la vida y disfrutar todo aquello que me estaba pasando. Después de todo, una aventura igual no la hubiera vivido si me la hubieran escrito......