...CRONICAS ABSURDAS...

jueves, febrero 10, 2005

DIA 2

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Comenzamos el segundo ciclo madrugando. Mamá y papá salieron a las siete de la mañana, directo a Sanitas y luego a la Floresta. Yo salí a las ocho de la mañana, para dejar a Roberto desayunado. La cola estaba descomunal. Desde la Trinidad hasta la Floresta, una hora y cuarenta minutos. Pero llegué. Los nervios, menos fuertes que los de la primera vez, pero estaban allí. Ahí estaban las mismas caras, las que ya nos estamos acostumbrando a ver cada semana. Ahí estaba Arianne, un poco mejor, porque el fin de semana tuvieron que transfundirla, ya que no tenía defensas. Pero ahi está, dando la guerra. Con su sonrisa siempre presente. Hoy nos tocó un cubículo doble, pero el chico de la otra butaca no hizo más que dormir. Todos los televisores estaban sintonizados en Globovisión, todos al tanto de escuchar acerca de los estragos del clima. Todos, menos el de mamá, que esta vez tuvo la suerte de una tele con cable y se pegó de una vez a TVE. En el pasillo una butaca alojaba a un señor muy simpático, que leía con un gran tono de ironía los RUNRUNES de Nelson Bocaranda. Mi hermana si pudo ir esta vez. Se le veía relajada, aunque me imagino que habrá salido de allí igual que yo, el DIA 1. Ahora estamos descansando un poco, mamá no ha presentado mayor molestia que las náuseas y los mareos, pero es pronto porque aún conserva los efectos del primperan.

Acabo de llamar a mi hermano, que vive en Guatire. Estaba preocupada por todo lo que está ocurriendo. En casa no han tenido problemas, pero el galpón se le innundó. El agua le llegó al carro hasta el tablero. La perrita casi se ahoga. Todo un verdadero desastre. Me estaba contando que el dueño del galpón que está frente al de él, tiene una lancha estacionada afuera, en un remolque. La crecida de agua fué tan descomunal, que la lancha comenzó a flotar.Hatsa se pusieron a bromear un poco con eso. La reja de la entrada de la zona donde están ubicados los galpones mide un metro ochenta, el agua casi la cubre por completo. Afortunadamente mi hermano está bien, arrecho pero bien. Hasta ahora estuvo desarmando el carro para limpiar los asientos y el interior del mismo porque estaban llenos de barro. Ya hasta tiene dolor de cabeza nada más de pensar en todo lo que tiene que recoger mañana. Porque para males mayores, se le volteó un tanque de aceite que estaba nuevecito. Ya no solo es agua y barro, es aceite también. Dios quiera que la lluvia mengüe pronto, que mañana no haya tanta agua y que no ocurran desgracias mayores.