...CRONICAS ABSURDAS...

jueves, abril 21, 2005

LA NOCHE MAS LARGA

Anoche no pude dormir casi nada. Cada vez que cerraba los ojos, se repetía una y otra vez el episodio de la mañana. Peor aún, comenzaron a regresar recuerdos de esos que aparecen cuando nadie los ha llamado. Mi mamá nunca ha sido una persona fácil, es obstinada y jamás se disculpa por nada. Además de todo eso, creo que es el ser más rencoroso que conozco. Hace algunos años, cuando mis hermanos y yo éramos adolescentes, mi hermana sintió la necesidad de ir a hablar con la psicóloga del colegio. La enfermedad de mi Roberto había hecho que mi madre se volcara 100% sobre él. Para nosotros fué duro, más aún porque vivíamos en una casa en la que, los hijos no tenían derecho a dar su opinión. Era lo que decían los padres y punto... aunque no tuvieran la razón. Pues, mi hermana se desahogó, pero la psicóloga del colegio citó a mi mamá para explicarle cómo nos sentíamos y cómoo debía manejar la situación. Esa tarde llegamos en el transporte como de costumbre. Mi mamá llamó a mi hermana de inmediato para sentarse a hablar con ella. No aceptó ninguna explicación de su parte. Le pareció que mi hermana la había ridiculizado por haber contado lo que ocurría en casa. Comenzaron los gritos y los golpes. Esa vez no fueron puños, sino zapatos... Recuerdo todo como si hubiese ocurrido hoy. Yo sólo lloraba pidiendo que dejara de hacerle daño. Se calmaron los ánimos y mi hermana jamás escuchó una disculpa. Años más tarde ocurrió algo peor. Mamá acostumbraba alimentar a cuanto perro callejero pasara por el frente de la casa. Esta bien uno o dos, pero más de cinco no. Los vecinos estaban comenzando a molestarse. Mi papá discutió con mamá, le pidió que dejara de alimentarlos, que llamara a alguien para que se los llevaran de aquí o que los regalara. Mi mamá volvió a su estado de irracionalidad y actuó por instinto. Esa noche papá se fué de viaje y, al día siguiente mi mamá mandó a sacrificar a los perros de nuestra casa, las mascotas de sus hijas. a nosotras nos dijo que mi papá se lo había exigido. Mi papá no podía creer lo que escuchaba de mis labios mientras yo le reclamaba. Cuando le pidió una explicación a mi madre, ella sólo contestó irónicamente "Que... ¿te dolió?". Mi hermana y yo, nunca olvidaremos ese día, mucho menos a Tina y Ricky. Mamá jamás ofreció una disculpa, peor aún, su rabia era tan fuerte, que ni siquiera lloró por los animalitos.

Ya yo estoy acostumbrada a ella, pero sólo espero que cuando esté más tranquila, se disculpe con mi hija. Nunca ha sido fácil vivir a su lado. Pero esta vez se acepta, por todo lo que está pasando.