MI DIA 1

Sin haberlo pensado demasiado, hoy acudí a hablar con la psicóloga de mi mamá. En realidad es un servicio que tienen para todos los pacientes y familiares, en la unidad de quimio. Mientras esperaba que ella llegara, mil recuerdos iban y venían. Con ganas de llorar, pero aguantando. Ahí vi gente que no conozco, pacientes nuevos para mi. Ahí estaba Gloria, una niña que no debía llegar a los 14 años, esperando por una cama disponible para que le aplicaran su ciclo. En la unidad, hay dos pequeñas habitaciones con una cama, para los pacientes más delicados. Ahí estaba ella, acostada con su suero, pero se sentó para llorar. Uno se pregunta cómo es posible que unn ser que apenas comienza a vivir, tenga que pasar por pruebas tan duras. Esas pruebas la harán fuerte y, Dios mediante, saldrá airosa de todo esto. Hoy hay alguien más por quien pedir. En fin, llegó mi turno y apenas me senté en la silla y dije unas cuantas palabras, comencé a llorar. Ahí estuvimos hablando un largo rato. Entré con las lágrimas asomadas y salí con una sonrisa. Por supuesto, esto irá sanando poco a poco. Lo que pasó, pasó. Los recuerdos no se van, pero definitivamente está en nosotros hacer que no se conviertan en una carga para nosotros. Ya me dieron unas cuantas pautas que podrían mejorar la situación y, por supuesto pienso hacer todo aquello que esté en mis manos para que así sea. Hoy me acuesto pensativa, pero más tranquila.