PRIMERA SALIDA

Hoy fué el primer control después de la quimio. Mamá amaneció igual de desanimada que ayer. Una vez en el consultorio, tuvimos que esperar aproximadamente hora y media, porque habían muchos pacientes. Caras conocidas de la semana pasada, estaban allí. Todos con sus respectivos malestares, pero todos se veían mejor que mi mamá. Así que comencé a convencerme de que ella, necesita apoyo psicológico. Practicamente ni habla y cada vez que pronuncia alguna palabra, pareciera hacerlo con su último aliento. Cosa que me tiene confundida... porque hasta el domingo la vi con mucho ánimo. Incluso el lunes, estaba mejor y, de un día para otro cayó. Cuando entramos en la consulta, fuimos recibidos (papá llegó en la madrugada de viaje) cálidamente por su doctor. Preguntó cómo se sentía y, al ver el esfuerzo que ella hacía para hablar, se le notaba un poco sorprendido. Varias veces le preguntó..."Esthercita ¿estás segura de que no tienes algo más?" Mamá le dijo que no. Cuando entró al cubículo de examen junto a la enfermera, mi papá y yo hicimos varias preguntas al doctor. Mis dudas fueron aclaradas de inmediato. "El malestar está, pero depende del paciente la manera de manejarlo. Depende de ella dejarse dominar por él", dijo el doctor. Ya mamá tenía dos días sin querer atender el teléfono, ni se quería levantar. El doctor fué muy claro con ella, un pequeño halón de orejas. Y, nos recomendó llevarla a un psiquiatra. Este es un momento en el que todos, necesitamos aprender a manejar las secuelas de la enfermedad.