LAGRIMAS DE COCODRILO

¿Cuántas veces no nos decían así cuando éramos peques y llorábamos por nada? Pero cuando se llora por un motivo, un buen motivo, las lágrimas alivian. Y no sólo alivian al que llora, sino al que ve llorar. El lunes salí de casa, tan mal como el domingo. Incluso creo que aún peor. Después de llorar como una niña, me sentí mucho mejor. Mi papá, que aunque me dijo que llorando no se solucionaban los problemas, ha entendido que soy tan o más vulnerable que los demás. Entendió, que al igual que él, me guardo las cosas para no sentir que me derrumbo. Recordó que mis sentimientos están allí, aunque a veces no los deje salir. Desde el lunes, su actitud ha cambiado conmigo, lo siento más sereno y ya no me presiona tanto. Esta mañana, me dió mucha risa; porque se fué de viaje y a mi se me olvidó renovar un documento... Así con la voz muy apacible me dijo "acuérdate que eso hay que renovarlo". Si hubiera sido la semana pasada, me hubiese tragado viva.... jejejeje. Ni tan calvo, ni con dos pelucas, pero llorar ayuda.

EN LA IMAGEN, UNA LAGRIMA DE ISA SE CONFUNDE CON SU SONRISA...