COMPARANDO Y TACHANDO
Había estado tan ocupada, que no había tenido tiempo de contar dos anécdotas que tenía por ahí guardadas. Generalmente, cuando salgo a hacer alguna diligencia, no es a hacer una sola, sino varias; así en ocaciones me toca comer fuera de casa. La primera de mis anécdotas, en el mes de Diciembre. Llevaba toda la mañana en la calle y todavía tenía que seguir entregando facturas y pagando algunas cuentas. En fin, me fuí a Concresa y decidí pedir un pollo teriyaki en SHI-HAN para llevar. A mi me encanta el sushi, pero hace varios meses que mis intestinos no lo toleran, así que no me queda otra que pedir comida cocinada. Al parecer, el pollo estaba un poco congelado. Yo veía que salían órdenes menos la mía y me fuí como que desesperando. No se si se me transformó la expresión de la cara. Pero el encargado de la tienda se acercó a mi y me dijo cortesmente..."Señorita (nada más con eso ya lo disculpaba... jeje), disculpe pero el pollo se va a tardar un poco más de lo previsto; mientras espera, le obsequiaremos unas croquetas de cangrejo". Yo,al principio como que no caí, hasta que me trajeron las croqueticas... que estaban de un ricoooooooo. Bueno, no me quejo porque de verdad me trataron con mucha educación y respeto.
La segunda anécdota es de un poco más acá. los primeos días de Enero, andaba en las mismas que aquel día de Diciembre. Esta vez, como estaba en Plaza las Américas, pagando teléfono, luz y agua; me quedé a comer allá. Esta vez fue Ichiban. Pedí lo mismo, un pollo teriyaki. Tardaron un poquito también, pero una vez bandeja en mano, me fuí a sentar. No se si les ha pasado eso, de que cuando ven un plato servido, se imaginan el sabor de la comida y cuando lo prueban se llevan un chasco... eso me pasó. La salsa sabía a ostras y en vez de ser dulce, era picante. Que verga es esta, me dije asi como que en voz bajita. Probé de nuevo y allí estaba el mismo sabor. Me levanté y le reclamé a la chica, muy educadamente, que eso no era lo que yo había pedido. Digo, tal vez el chico se equivocó de salsa. La muchacha va hasta la ventanita de la cocina y le dice a los muchachos lo que estaba pasando. En eso se asoma desde la cocina, el cocinero... "señora, es que ahora las salsas están viniendo con ese sabor". No joda, me habían visto cara de wevona antes, pero nunca con tanta intensidad. Pana una salsa Teriyaki, jamás sabrá a salsa de ostras y menos aún será picante. Pues nada. Respiré profundo y le dije que eso no tenía nada que ver con una salsa teriyaki... ya la arrechera se había apoderado de mi con semejante mentira que me estaba metiendo el tipo. A todas estas, nunca se acercó hacia donde estaba yo, sino que de vaina lo escuchaba allá metido en su cocina. Más bien, la cajera sirvió de intérprete en varias ocaciones. "Bueno, vamos a hacer algo, cámbiamelo por otra cosa". El tipo me dice "bueno señora ¿qué es lo que quiere?". "¿Cómo que qué quiero, que me lo cambies por otra cosa". Ya se me estaban achicharrando los sesos de la arrechera. Pido entonces unas croquetas y viene el tipo y me dice que no, que lo tengo que cambiar por unos rolls. Será tan arrecho él que me va a decir que es lo que voy a comer... "Mira, no puedo comer pescado crudo y de verdad no tengo ganas de comer roll de nada, ¿me podrían devolver el dinero?". Noooooo, el tipo, encima se puso histérico. Más bruta me puse yo y le agradecí un poco de respeto... Me devolvieron el dinero, pero me trataron fatal. La semana pasada en clases, me enteré que la prima de una compañera se intoxicó en ese mismo local. No había terminado de comerse sus roles y se le comenzaron a hinchar los ojos y la boca ¿qué tal?
Definitivamente, necesitamos un poco más de adiestramiento en eso de la educación. Porque así como ese cocinero, las tiendas están plagadas de empleados mal educados... Si pueden, traten de evitar el Ichiban (al menos el de Plaza).